Por JULIO CASTELLANOS CAMBRANES
y Anton Pannecoek, que creía en la capacidad de autoemancipación
popular, con el criterio anarquista (M. Chomsky: Conversaciones
libertarias, Madre Tierra, 1994).
En el libro antes mencionado dice Chomsky: “Hay en Marx corrientes
encontradas. Pero pienso que es característico, y desafortunado, el que
la lección tomada de Marx y Lenin para el período posterior fuese la
lección autoritaria. Es decir, fue el Lenin autoritario el que
persistió, el que se concentró en la conquista del poder estatal por el
partido de vanguardia y en la destrucción de todas las tribunas
populares en interés de las masas. Ese es el Lenin que conocerían las
generaciones posteriores. Y una vez más, esto no era demasiado
sorprendente, porque eso es lo que realmente era en la práctica el
leninismo. Y yo pienso que para todo ese movimiento socialista es una
tremenda tragedia que la Revolución Rusa fuera identificada como
socialista”. Afirma Chomsky que Lenin fue “el típico ideólogo de partido
y sus diversos esclavos en los llamados movimientos socialistas tenían,
para sus propios propósitos, que identificar el capitalismo de Estado
que estaban formando con algo un poco mejor que eso. Entonces
incorporaron toda la tradición socialista en su estructura
extremadamente reaccionaria. Y con ello, virtualmente, destrozaron la
tradición socialista”.
El anarco-marxismo, visto por Chomsky, considera que los
anarquistas y los marxistas de izquierda, fundamentados en un sistema de
consejos y federaciones de trabajadores urbanos y del campo, son
suficientes para planificar un desarrollo nacional. Sin embargo, “en los
sistemas de socialismo estatal, el plan nacional viene trazado por la
burocracia nacional que acumula para sí y monopoliza toda la información
necesaria y que toma las decisiones”.
De vez en cuando se presenta al público y le dice: “Podéis
escogerme a mí o a ése, pero todos formamos una misma burocracia remota
que no está a vuestro alcance”. Para él, el anarco-marxismo debe
contribuir a un cambio en la mentalidad del ser humano: “Exactamente la
transformación que el hombre es capaz de concebir en cuanto concierne a
su habilidad en la acción, su potestad de decidir en conciencia, de
crear, de producir y de investigar, exactamente aquella transformación
espiritual a que los pensadores de la tradición marxista izquierdista,
desde Rosa Luxemburgo, por ejemplo, pasando por los anarquistas, siempre
han dado tanta importancia” (En: “Sobre la sociedad anarquista.
Conversación sostenida con Peter Jay para la televisión británica el 25
de julio de 1975, publicada en la obra arriba mencionada”).