jueves, 31 de diciembre de 2009

Lo que dejó el 2009



En el espacio de JUVENTUD CARTA ABIERTA se ha publicado el siguiente artículo en donde hallamos una apretada síntesis pero sustancial de lo ocurrido durante un agitado y ¨memorable¨, como lo llama el autor, año 2009 en nuestro país.


Pinceladas de un año memorable

Por Ricardo Forster

29-12-2009 /
LO QUE DEJÓ EL 2009

Los últimos días del año nos permiten intentar un balance, nos ofrecen la oportunidad de volver a repasar el cúmulo de acontecimientos que, mirados desde cierta distancia, no dejan de ofrecernos la certeza de haber vivido meses de una intensidad inusitada. Así como el 2008 había sido un año signado por el conflicto con la Mesa de Enlace y sus complejas derivaciones que definieron un giro espectacular en la política argentina determinando fuertemente el derrotero del gobierno de Cristina Fernández antes casi de haber estrenado el cargo, el 2009 no se ha quedado rezagado en cuanto a significación. Si algo debiéramos celebrar es que, a diferencia de la década del ’90 colonizada por el discurso del fin de la historia y de la muerte de las ideologías, la década que ahora se cierra ha implicado, al menos entre nosotros (incluyendo en este nosotros a Latinoamérica) una reapropiación de los lenguajes de la política brutalmente bastardeados por el neoliberalismo. Es desde esa reapropiación, que supone volver a darle contenido a palabras gastadas y rapiñadas por un economicismo pueril, que debemos leer lo acontecido a lo largo de un año complejo y laberíntico en el que prácticamente no se dejó nada por discutir.

El 2009 fue, de eso no hay dudas, un tiempo atravesado por la lógica del conflicto allí donde núcleos fundamentales de la vida social, económica, política y cultural fueron sacudidos por los diversos actores que habitan la escena nacional. Desde el inicial anuncio de Cristina Fernández, allá por marzo, de llevar al Congreso de la Nación el proyecto de una nueva ley de medios audiovisuales que viniera a reemplazar a la promulgada por la dictadura y vigente a lo largo de todos los gobiernos democráticos desde Alfonsín en adelante, hasta un año que se cierra con el que tal vez sea el juicio contra los represores más emblemático por lo que simbólicamente ha representado la ESMA como nudo infernal de la política genocida desplegada entre 1976 y 1983.

Dos acontecimientos que se juegan en diversos planos pero que se afincan, centralmente, en la dimensión simbólico-cultural han marcado con hondura el derrotero de un año extraordinariamente complejo. Por un lado, la disputa por el lenguaje y sus lógicas comunicacionales que, en una época signada por la influencia determinante de los medios de comunicación de masas, cobra una dimensión decisiva para la continuidad y el enriquecimiento de la vida democrática; por el otro, el doloroso ejercicio de la memoria histórica atravesado por las demandas de justicia y de castigo a los responsables de la noche del horror. Dos símbolos de lo que se debate en la Argentina de hoy, de eso que hace “ruido” y que nos permite comprender algo de lo que se esconde detrás de la dura ofensiva del establishment y de la derecha. Por eso el 2009, pese a ser un año atravesado por las consecuencias directas de la brutal crisis del capitalismo internacional (crisis que llegó algo amortiguada a estas playas gracias a las políticas económicas implementadas desde el 2003 en adelante y que nos permitieron salir de la matriz puramente neoliberal), ha sido un año fundamentalmente político, en el que también nos hemos despedido de quien fuera, tal vez, el último gran político de raza, me refiero a Raúl Alfonsín. Su muerte señala el crepúsculo de una manera de vivir y de hacer política y expresa la honda crisis de los partidos y de los políticos.

Un rápido repaso de los principales acontecimientos de los últimos 12 meses nos puede servir para ilustrar al amigo lector respecto de la complejidad y la importancia de lo que se puso en juego y de lo que seguirá debatiéndose en el año que se inicia y que estará marcado por el Bicentenario: debate y aprobación de la ley de medios audiovisuales; inicio del mandato de Barack Obama y su paulatino desangelamiento que, en relación a nuestro continente, ha sido casi inmediato; implementación de políticas anticíclicas centradas en la protección del trabajo y del mercado interno como principal recurso para paliar los efectos de una crisis estructural del capitalismo financiero-especulativo; derrota de Néstor Kirchner en las elecciones de junio y puesta en evidencia de los límites de la pejotización y de las candidaturas testimoniales y necesidad de recuperar el núcleo popular y progresista que marcó la emergencia del kirchnerismo en la escena nacional; surgimiento de un candidato, De Narváez, diseñado desde las oficinas de publicistas y encuestólogos e impulsada por el show-business televisivo que no ha dejado de señalar la continuidad, entre nosotros, de lo peor de la reducción de la política a espectáculo propia de los años menemistas; golpe “institucional” en Honduras finalmente avalado por la complicidad del gobierno de Obama y la repulsa generalizada de los países sudamericanos; vergüenza del macrismo al fracasar doblemente en sus políticas de seguridad y educación: la primera a través del nombramiento del “Fino” Palacios que hoy cumple prisión por encubrimiento en la causa AMIA, mientras que su sucesor tuvo que renunciar casi inmediatamente por estar involucrado en escuchas ilegales de todo color y pelaje (no deben existir antecedentes en el mundo de una situación de este tipo que hace que los dos jefes de una nueva policía estén en prisión o siendo investigados y en vías de ir a la cárcel); la segunda caída en picada de Macri ha sido el fugaz paso por el Ministerio de Educación de Abel Posse, figura que emergió de la noche antediluviana de la derecha procesista en el mismo momento en que se aceleran los juicios contra los genocidas (Posse fue repudiado por lo que representa, por el núcleo reaccionario, discriminador y violento de su discurso, pero también como emergente de una derecha que intenta ocupar un lugar visible en la política de la Ciudad de la mano del “desideologizado” Mauricio Macri); la arrolladora e indisimulada ofensiva de la corporación mediática contra el Gobierno arrasando, con total impudicia, cualquier resto de seriedad, rigurosidad y objetividad periodística (impunidad, exageración, arbitrariedad, han sido los modos utilizados por la corporación para defender sus intereses seriamente dañados por una ley de medios que viene a garantizar una distribución más igualitaria de la palabra y de las imágenes terminando con la impunidad dejada por la dictadura y por el menemismo que favoreció la concentración monopólica); decisión presidencial de implementar la asignación universal para los hijos de los trabajadores en negro y de desocupados llevando a casi 5 millones de niños pobres una política de hondo contenido reparador, que se complementa con la puesta en marcha del plan de generación de empleo a través de cooperativas que beneficiará a uno de los sectores más golpeados y empobrecidos; los extraordinarios triunfos de Evo Morales en Bolivia y del Pepe Mujica en Uruguay que siguen destacando la tendencia transformadora y progresista que viene desplegándose en nuestro continente (oscurecida por lo que amenaza con ser un triunfo en segunda vuelta del candidato de la derecha pinochetista en Chile); complicidad y degradación creciente de las fuerzas policiales mostrando la gravedad de un problema que la democracia no ha sabido resolver pero que el gobierno de Scioli ha agravado al designar a Stornelli como ministro de Seguridad y al desactivar lo mejor de lo realizado en esta materia por Arlasnian; intento fallido, por parte de Gerardo Morales y de Elisa Carrió, de criminalizar a Milagro Sala y a la organización Tupac Amaru, junto con el recurso continuo a la utilización de un lenguaje entre apocalíptico y catastrofal de hondo contenido destituyente.

Apenas algunas rápidas pinceladas para dibujar sobre el papel lo que ha sido un año de inusuales intensidades en el que, por otro lado, hemos comprobado que hay vida más allá de la soja, de la Mesa de Enlace y de las retenciones. Que la democracia no es antagónica al conflicto allí donde el litigio por la igualdad sigue siendo su premisa y su núcleo más íntimo. El 2010 será, probablemente, un tiempo en el que podamos, si las urgencias no nos roban el tiempo y las reflexiones imprescindibles, repasar con espíritu crítico los 200 años de travesía argentina, recorriendo sueños y frustraciones. Esperamos con glotonería lo que tenga para ofrecernos el 2010, imaginando que deberá ser un año en el que se profundicen los cambios que nos lleven hacia una sociedad más justa, democrática e igualitaria. La historia, como siempre, está allí para recibir las pasiones y las acciones de todos aquellos que la transitan. Ojalá que estemos a la altura de sus exigencias y de sus desafíos abriendo, con generosidad, las puertas que posibiliten la unión de todos los que comparten los ideales emancipatorios, esos que vienen desde la lejanía de un mayo de 1810.

martes, 29 de diciembre de 2009

La crispación de Hannibal Lecter

Por Carlos Girotti
Sociólogo, Conicet

¨Refinado, erudito, políglota, cosmopolita, el doctor Lecter bien podría ser toda una alegoría de aquello que Anaximandro, el discípulo más probable de Tales de Mileto, sentenciara allá por el sexto siglo antes de Cristo: todo lo surgido se autodestruirá, la materialidad finita volverá a ser la materia infinita e ilimitada que fue el origen de todo. Hannibal, personaje de ficción de varias películas, es el hombre que se come al hombre y, al hacerlo, se come a sí mismo. Un acto sin límites para volver a lo ilimitado. La razón del poder por el poder mismo. ¿Se crisparía el doctor Lecter si no encontrara a quien lo sucediese en semejante empeño?

Los últimos días han sido días de crispación en este país. Sin ir muy lejos, otro doctor, no Hannibal Lecter, sino Mariano Grondona, ha titulado su artículo editorial en La Nación así: “La crispación”. En el primer párrafo describe un panorama nacional dantesco: amenazante interferencia radial al helicóptero que transportaba a la Presidenta, compromiso del 14% de las reservas del Banco Central para pagar la deuda externa, dos dígitos para la tasa de desempleo en varias ciudades, pedradas contra el rector de la UBA, motín de presos con varios muertos en Lomas del Mirador, veto presidencial a la ley de reforma política, etcétera. Un verdadero “día de furia” como él mismo lo catalogó. Para este doctor en leyes, la Argentina atraviesa un “estado de crispación” que, para entenderlo, le resulta “útil comparar la crispación que acompaña los años finales de los Kirchner con los finales de otros tres presidentes vecinos como Tabaré Vázquez, Michelle Bachelet y Luiz Inácio Lula da Silva”. ¿Y por qué se han crispado los ánimos aquí? Porque a diferencia de lo que sucede en los tres países hermanos, en la Argentina “los Kirchner pretenden instalar una lógica dinástica en medio de una república democrática, y todo lo que están logrando a través de esta desmesura es suscitar una reacción en cadena no sólo de sus opositores sino también del resto de los argentinos”. Es decir, el doctor Grondona, que al comienzo de su nota no se priva de su habitual cátedra etimológica para explicar las acepciones de la palabra crispación, admite, al cabo, que él también está crispado. ¿Por culpa de quiénes? De los Kirchner.


Otro doctor, laureado él con distinciones y premios internacionales, escritor cuya obra ha sido traducida a varios idiomas y ex diplomático de carrera, ha saltado a la palestra pública también por el indisimulado tono de crispación de sus declaraciones periodísticas. Se trata del doctor Abel Posse, designado por Mauricio Macri como ministro de Educación para la Ciudad de Buenos Aires. A horas de asumir el cargo, el doctor Posse escribió, también en La Nación: “Todos los días nos revuelve y convulsiona la noticia del comerciante, padre, estudiante, baleado a mansalva por el asesino-joven (no el niño-asesino, porque cuando se asesina disparando sobre alguien indefenso, a los 14 o 16 años, no hay niño que valga, la entidad “asesino” prevalece sobre la edad biológica)" ¿Habrá pensado lo mismo de aquel hijo suyo, que se suicidó a los 16 años, cuando después del infausto hecho descubrió un cuaderno en el que el pibe admitía que había querido incendiar el colegio parisino que frecuentaba e, incluso, que había adquirido un cuchillo para asesinar a un compañero inglés que lo molestaba con el tema Malvinas? ¿Se habrá detenido, el doctor Posse, en discurrir si “la entidad asesino prevalece sobre la edad biológica”? No, para el autor de “Muerte de un hijo” –su hijo- “resultó ser una personalidad más fuerte que la mía. Él hizo más que yo. Si hacer es hacer cualquier cosa, pero grande, para el bien o para el mal, fundar el colegio o quemarlo, él hizo más”, según lo consigna La Nación en una entrevista reciente. Allí mismo dirá: “Supo leer con una precocidad grave el lenguaje de una sociedad decadente. Murió como un rebelde absoluto. Le daba lo mismo Stalin que Hitler. Cualquiera que mate gente le iba bien. Quería acabar con Occidente”. Algo grande, sin dudas.


El doctor Grondona y el doctor Posse, hombres refinados y cultos, parecieran coincidir y no sólo porque ambos escriben en el diario fundado por Mitre. Dice el primero en la nota citada: “Los Kirchner tensan cada día más la cuerda de nuestra vida política y social"; el segundo, en cambio, no apela a metáforas:”Esa llamada oposición se debe concentrar en programa y liderazgo. Estamos en tsunami nacional y mundial. Deben concentrarse en alguno o algunos de ellos, más allá de hipócritas partidismos, y promover acciones y soluciones. O tienen que dar paso y apoyar a quien tenga claridad, coraje y pueda reunir la fuerza necesaria”. Coraje y fuerza contra el caos y la anarquía. ¿Quién tendría la claridad para emplearlas? No lo saben. Antes, uno y otro sabían: siempre había un cuartel de puertas abiertas al que recurrir, pero ahora no.


Es ese descubrimiento el que, a ambos doctores, les trastrueca aquella actitud impertérrita con la que suelen examinar los hilos dramáticos de la civilización. De repente, abandonan la impavidez porque comprenden que deben ensayar los ritos de un discurso salvífico cuando, en verdad, carecen de un salvador a la vista. Entonces, lo que hasta hace un tiempo los mantenía impasibles –y hasta les servía para adoptar un tono sereno y de perdonavidas– ahora los exaspera. Pierden la compostura por igual, aunque con tics, carraspeos y ese oficio de augures del espanto del que nunca prescinden, logren disimular la novedad de sus flaquezas. Allí es cuando sus voces y sus escritos se convierten en el atronar de los tambores de guerra. Saben, no obstante, que la salvación que predican debe surgir impoluta de un pantano de sangre y miserias. Afanosos, hurgan en datos y estadísticas, contabilizan los horrores, suman crímenes. Hay, en ese regodeo con lo atroz, un descenso a los peores síntomas de una sociedad que, a duras penas, ha venido lamiéndose las heridas infligidas por aquellos que fueron los héroes de estos dos doctores. La salvación debe ser construida con la gramática de lo abyecto.


Si el doctor Posse y el doctor Grondona tuvieran a la mano a un Micheletti, todo les resultaría más fácil. No renegarían tanto. No serían ellos los practicantes del canibalismo sino un remedo local de la marioneta hondureña. Pero ellos deben encabezar la cruzada y asumir el riesgo de mostrar la naturaleza desnuda de sus propias abyecciones. Eso los crispa. El talante sereno y lejano con el que el doctor Posse narra el momento en el que embebe sus dedos con la sangre de su hijo muerto y se los lleva a la boca, o las delicadas travesías etimológicas que emprende el doctor Grondona para explicar lo inexplicable de toda y cualquier dictadura, le ceden paso a un dueto destemplado por las añoranzas del orden sepulcral custodiado por expertos.


La escena final de la película Hannibal bien valdría la resurrección de Anaximandro, el pensador de Mileto que el doctor Abel Posse descubriera en su narrado viaje por Grecia. El primer plano muestra la sonrisa beatífica del actor Anthony Hopkins quien, en su personaje del doctor Lecter, acaba de convidar a un niño con una aromática porción de su comida. El pibe prueba el bocado y hace un gesto de aprobación. Le gusta pero ya nada será igual para él: ha engullido un poco de los sesos de la última víctima del caníbal y todo indica que él, el chico, seguirá los pasos del doctor Lecter. Éste, lejos de la crispación, se arrellana en su asiento con la satisfacción de la tarea cumplida. Otro caníbal ha venido al mundo para comérselo.
¨

Este artículo fue publicado en UOL Noticias el 22-12-09

domingo, 27 de diciembre de 2009

Noam Chomsky pide crear “Zonas de Paz” en Latinoamérica



La página Corresponsal de Paz
publica este artículo el día Viernes 18 Diciembre 2009 - 13:11

(los resaltados en color son míos)


¨El ensayista estadounidense afirmó que la intención de su país de instalar bases militares en la región, debería contrarrestarse con la unión de varias naciones para evitar este tipo de intervención


Ante la amenaza estadounidense de hacer presencia militar a través de bases en Colombia, el lingüista y ensayista político norteamericano Noam Chomsky planteó la instalación de Zonas de Paz en Latinoamérica.

“Debería haber una declaración fuerte oponiéndose a la militarización del continente y a la presencia estadounidense en las bases militares colombianas”, expresó Chomsky quien afirmó que Estados Unidos no toleraría las intervenciones que, con la excusa del apoyo a la democracia, este país hace a otros.

Dijo también que la participación y el apoyo de los Estados Unidos en los golpes militares en el continente deben preocupar a las naciones, situación que se agrava con la instalación de soldados y armas norteamericanos en Suramérica, bajo la excusa de “lucha contra el narcotráfico”.

Personaje destacado en la defensa constante del pacifismo, así como en sus críticas a la política exterior estadounidense, Chomsky explicó que en este corto paso de siglo, ya se han apoyado tres golpes de estado desde Norteamérica: Haití, Venezuela y Honduras.

Indicó que la administración del presidente Barack Obama no sólo apoya al régimen instaurado de Honduras sino que sigue entrenando cadetes de ese país en la Escuela de las Américas.

Asimismo, Noam Cmomsky planteó la necesidad de crear Zonas de Paz como un objetivo que se puede lograr en conjunto, y reveló que estas bases militares en Colombia, aunque no representan un gasto significativo en el presupuesto estadounidense, son muy valiosas por la posición estratégica y la zona energética donde se ubican.

“La Unión Americana pretende imponerse como remedio para los males que ella mismo causa”, concluyó el lingüista y filósofo, nacido en Filadelfia, Estados Unidos.¨

Un exceso de verdad

Por José Pablo Feinmann

“Seamos claros: soy nazi.” Así empieza un texto de Ignacio B. Anzoátegui. Autor católico, furioso antimarxista, antiliberal, pluma ágil, acerada, sabía herir fieramente con sólo una frase: “Dijo Gobernar es Poblar. Y nunca se casó” (sobre Alberdi en Vidas de muertos). Hoy está olvidado, pero muchos lo recuerdan y veneran. La frase Seamos claros: soy nazi es un ejemplo de algo que llamaremos verdad incondicional. Al falangista y nazi Anzoátegui no le preocupan los condicionamientos de la verdad. Sólo le importa decirla. Una verdad –sobre todo en política: Anzoátegui era un ideólogo y un político– se pronuncia en medio de múltiples condicionamientos. Está condicionada por el tiempo: ¿es el momento de decirla? Ese momento está condicionado por la circunstancia que atraviesa el partido político en que se ubica el que dice la “verdad”. De aquí que los intelectuales se sientan excesivamente condicionados dentro de los partidos políticos. “Guárdese este artículo, che. Por ahora no podemos decir eso. No podemos –escuche bien– ni que se sospeche que lo pensamos.” “Pero yo lo pienso ahora y quiero decirlo ahora.” “Oiga, idiota, usted se metió en un partido. El que decide cuándo hay que decir algo es el partido. No usted. O lo entiende o se va.” El momento de una verdad no es, entonces, el que surge de la conciencia del intelectual orgánico, sino de la coyuntura del partido. Vivimos en medio de complejas tramas históricas. En cada una de ellas hay cosas que se pueden decir, otras mejor no.

Me refiero al error-Posse. Macri decide ponerlo en un cargo de alta jerarquía. ¿Sabía quién era Posse, qué pensaba? Por bien de Macri debemos postular que sí. La otra postulación –que no sabía nada– es absurda o lo arroja al dilatado universo de la política en tanto vaciedad o bobería. Dejemos de lado la bobería. Concentrémonos en la política en tanto vaciedad. Macri podría decir que es la que él ha prometido y desea ejercer. Recordará que se presentó ante el electorado como un buen administrador, como un exitoso hombre de negocios, talento que le venía de un linaje familiar que su padre expresaba lustrosamente, un poco a lo Corleone, pero, ¿a quién le importa? La política alla Corleone es una de las grandes caras del capitalismo actual y saber manejarse en sus sombríos y, con frecuencia, sucios y hasta peligrosos laberintos es un arte no desdeñable. Todo buen administrador debe conocer ese arte. El corleonismo no tiene ideología. Sólo quiere hacer negocios en un medio fértil y que otorgue seguridad, la seguridad que ha pedido ese señor norte-americano que no hace poco vino al país para declararlo inseguro. Lógico: si está gobernado por guerrilleros sedientos de venganza, fue su mensaje subterráneo, que se cuidó de decir. Porque se podía decir una verdad. Pero no toda la verdad. Acaso diciendo una parte se adivine la otra. Así, Macri fue –hasta no hace mucho– el administrador pulcro. No le salía una, es cierto. Pero tampoco incurría en estridencias ideológicas que señalaran que no era lo que decía ser: un apolítico que viene a administrar una empresa. Si le creemos esto podríamos creerle que poco sabía de Posse. Que lo puso porque pensó que haría una gestión adecuada. Porque la política ya no es política, ya no es ideología, es gestión. “Venga y gestione, doctor Posse. Gestione la educación.”

Poco tiempo antes le había pedido a un policía con pinta de duro que gestionara la policía y el orden en la ciudad de Buenos Aires. Caramba, lo que es buscar sólo la eficacia sin prestarle atención –por secundarias– a otras facetas de aquéllos a quienes se les pide esa eficacia. Sucedió que este policía había sido eficaz pero por medios no convencionales. O tal vez demasiado convencionales. Porque, ¿qué es lo convencional? Primera posibilidad: ¿Arrestar a un sospechoso y torturarlo hasta hacer de él no un sospechoso sino un culpable, tal vez muerto, pero culpable al fin? Segunda posibilidad: ¿O arrestar a un sospechoso, considerar que es inocente porque no se ha demostrado su culpabilidad, respetar sus derechos humanos (que son los de los ciudadanos ante los posibles excesos del Estado y no al revés), buscarle un abogado y luego juzgarlo? Nos guste o no (y no nos gusta), la convencional es la primera posibilidad. De aquí que los derechos humanos sean para los delincuentes y no para los policías. La derecha suele indignarse por eso. Sucede que es ignorante o finge serlo. Los policías son parte del Estado. Todos pagamos para que el Estado tenga policías, les dé casa y comida y los destine a protegernos. Al policía lo protege el Leviatán. Nada menos. Pero el Leviatán suele ser brutal, suele vejar a quienes atrapa, suele torturarlos para arrancarles confesiones o lo que sea. Para esta gente –en conocimiento de esas situaciones– se han creado los organismos de derechos humanos. Hay que entenderlo. Porque no hay gobernador de la provincia de Buenos Aires que haya asistido al sepelio de un policía muerto en un enfrentamiento con delincuentes a quien no se le parara al lado un comisario temible y, señalando al muerto, no le preguntara: “¿Y para él? ¿No hay derechos humanos para él?”. No, él tiene que respetar los derechos humanos. El es el Estado. Y a él, como parte del Estado, es el Estado el que debe cuidarlo. Es así. Lo demás es escoria ideológica fascista que está diciendo: “Si los subversivos de los organismos de derechos humanos no se ocupan de los policías que mueren es porque están a favor de la delincuencia. Si los policías no tienen derechos humanos, no tienen por qué concedérselos a los delincuentes”. Que es lo que quieren demostrar los amigos del gatillo fácil y la picana. Como el error-Posse. Que hasta eso defendió. A la policía del gatillo fácil.

Posse dijo la verdad. Dijo la verdad que no había que decir. La que desnudó a todos. En primer lugar, a Macri. No es un pulcro hombre de gestión. Tiene ideología. Está atiborrado de ideología. El otro candidato era el rabino Bergman. Habría sido fascinante escucharlo. Tuvo una idea genial, claro que sí. No a cualquiera se le ocurre la propuesta de reemplazar en el Himno la palabra libertad por la de seguridad. A algunos les habrá gustado. Pero muchos fachos antisemitas se habrán encendido de furia: “No se puede sumar a los judíos a nuestra causa patria. Apenas toman algo de vuelo ya nos quieren cambiar el Himno”.

Posse cayó víctima de la verdad incondicional. No quiso condicionar su palabra. Largó lo que sentía y lo que pensaba. ¿Macri lo autorizó? ¿Pensó que el ambiente ya estaba maduro para un tipo así? ¿Le dijo dale, largate que no pasa, que ya es hora de decir las cosas de frente? Posee las dijo así. De frente. Que el gobierno es troskoleninista. Que está lleno de guerrilleros, que ese resentimiento los lleva a juzgar a los militares, que se incurre en un “exceso de justicia”. Lo meritorio de Posse es que dijo lo que toda la derecha piensa y no dice o lo dice con veladuras, con cautela, con esprit de finesse. Posse es a Macri lo que Cabildo a Morales Solá. Tengo un par de amigos en el Ministerio de Defensa que me han confesado su metodología: para entender qué quieren realmente decir, decir a fondo, los artículos de Grondona y Morales Solá los cotejan con los de Cabildo. Pero, qué cosa con este gobierno de Cristina Fernández. Confunde a tantos. Me llegó un mail de un aprendiz de politólogo en el que se propone a la militancia aguerrida derrotar a los enemigos del pueblo, redistribuir la riqueza, terminar con el hambre, que no haya más pobres, que paguen más los que más tienen y conquistar una patria liberada. Se parece a la Proclama del ERP ante la asunción de Cámpora. “Este gobierno es reaccionario porque no va a expropiar a la oligarquía ni a los monopolios”, etc... El método es más que conocido, eterno: se ponen bien a la izquierda y acusan a todos los demás de posibilistas, cobardes o reaccionarios. Total, nunca van a ser gobierno ni tener que rendir cuentas. Las palabras les salen gratis. Las promesas también. Con sus grandes proyectos se compran una gran moral y desde ahí escupen a todo el mundo. Posse, sin embargo, no ve en este gobierno a un conjunto de posibilistas que no hacen nada por el pueblo. Ve troscos por todas partes. Ve marxistas. Ve montoneros. Ve gente con arito. Ve rockers que van a cantar con las Madres. Posse, en suma, no dijo su verdad. Dijo la verdad de la derecha argentina. Esa que no salió a condenarlo. Porque –por ahora con cautela– piensa como él. Tal vez la democracia esté en deuda con este hombre hasta los días de su ocaso, que ya llegaron.


Fuente: Página/12

27 de diciembre de 2009

sábado, 31 de octubre de 2009

El inciso K

Cristina no dice ¨asignación universal¨ sino ¨universalización de las asignaciones básicas familiares¨, cosa que no es lo mismo.

Universalización significa ampliación de las asignaciones básicas familiares ya establecidas para los sectores registrados en relación de dependencia.

Este es el concepto que impregna al inciso K (perdón) de la Ley de Asignaciones Familiares, donde se establece la asignación de $180 para los sectores más vulnerables de nuestra Argentina, niños, niñas y adolescentes hasta los 18 años, instrumento redistributivo por excelencia.

Repito: ese es el concepto señores de la oposición, no tergiversen más.

Por suerte Cristina, no se detiene ni siquiera para aclarar esta cuestión semántica, aún sabiendo que se usa para distorcionar el sentido de la medida dispuesta.

Y, mientras la oposición sigue reuniéndose para ver qué trompada nueva le puede propinar, la Presidenta recibe cada vez más caricias. Y sino vean y escuchen:




Fuente: militantesperonistas (YouTube)

lunes, 28 de septiembre de 2009

La escenificación de TN busca oscurecer el punto central del debate


En la Contratapa de Crítica de la Argentina (aquí), Eduardo Blaustein tiene un recuerdo esclarecedor que nos permite entender el sentido de la puesta en escena de TN respecto a Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales.

Dice así:
¨Hay una escena en Blazing Saddles de Mel Brooks, en la que el comisario negro, para zafar del linchamiento de la horda blanca, hace una jugarreta a lo Bugs Bunny: se toma del cuello como si un villano lo estrangulara, se pone una pistola imaginaria en la sien, retrocede unos pocos pasos dramáticos tratando de zafar de su captor inexistente. Se muestra absolutamente indefenso, a punto de ser matado de un modo miserable. A ese estilo de Pato Lucas, lastimeramente diciendo adiós mundo cruel, me hizo recordar la campaña “TN puede desaparecer”.¨
Destaco otros párrafos donde E. Blaustein señala claramente dónde está el corazón del debate que es hipócritamente desplazado por el discurso de Clarín en consonancia con la oposición automática a este gobierno, aún sabiendo que esta ley trasciende la coyuntura gubernamental actual.
¨Casi el 70% de los programas de aire que circulan en toda la Argentina no son más que retransmisiones de lo que mandan los canales porteños. El 83% de esa producción corresponde a lo que emiten apenas dos canales de Buenos Aires: Telefe y Canal 13.¨
¨Va de nuevo: ésta debería ser una discusión estratégica sobre un problema de las sociedades contemporáneas de todo el mundo y de la sociedad global y de nuestro lugar en el mundo, un problema civilizatorio hoy y a futuro.¨

¨Esto tiene que ver –lo dice el primero de los 21 puntos de la Iniciativa Ciudadana por una Ley de Radiodifusión de la Democracia– con el derecho humano de buscar, investigar, recibir y difundir informaciones, opiniones e ideas.¨
Pero también:
¨...tiene que ver con los impactos tecnológicos. Con el desarrollo económico. Con la integración territorial, social y cultural. Con un sentido extenso de cultura que incluye modos de vida, sistemas de valores, identidades, sentidos de pertenencia, proyectos de futuro.¨

¨Con un mapa comunicacional que consolide o ayude a cerrar las fracturas sociales generadas por la brecha digital, se hable de acceso a la información, a la cultura o a la ciudadanía.
Y también dice:
¨... esto abarca a TN y al pánico que el Grupo Clarín transmite en su tropa.¨

¨a Tinelli y la telebasura;

¨a nuestro cine, nuestra música, nuestras industrias culturales;

¨a nuestros modos de representarnos y discutir qué es lo primero que tenemos que
discutir como sociedad;

¨al triple play y los pueblos originarios;

¨al satélite y el portuñol que se habla al este de Misiones; a lo que mira el reventado que se da con paco y el reventado que se da con información económica reservada;

¨a las radios comunitarias o a la articulación entre las universidades y la gente.

¨El buen derecho de un periodista de ganarse el sueldo puteando a un gobierno (¿a la empresa privada no?) es un pedacito, un poco ínfimo, del debate. ¨
¨Hay otro modo de decirlo y es contrariando levemente al coqueto Caparrós de contratapa. El coqueto Caparrós, en estos días ha fingido elegante sorpresa por la centralidad de este debate (“como si el problema decisivo de la Argentina actual fuera quién maneja las radios y las televisiones”). Ha fingido hasta donde ha podido: pues dificultosamente, y tierno, terminó enseñando un cierto ¿entusiasmo? por el asunto, cosa que Caparrós difícilmente se permite y mucho menos delante de todo el mundo. Como que amenaza sugerir que hay, que debería haber, discusiones más trascendentes que ésta. Y claro que las hay. Pero con un problema: todas y cada una de las discusiones que tenemos las tenemos por los medios, en el paisaje, los lenguajes, los formatos de los medios que hoy tenemos, que, a veces, son un poco espantosos. Incluyendo a los que –ahora dicen– pueden desaparecer.¨

domingo, 19 de abril de 2009

Paso a paso



Vengo de caminar por la costa, la tarde estaba húmeda, algo fresca, empapada de pensamientos para no perder la costumbre. Lentamente al ritmo de mis pasos comenzaron a discurrir hacia atrás, los recuerdos, hacia ese pasado lejano, muy lejano, rescatando algunos pequeños jirones de imágenes y sensaciones.

Aquellas mañanas tempranas cuando mi mamá enfilaba hacia la playa, con su sombrero de paja, llevando a sus dos hijitas de la mano (4 y 6 años) con ese orgullo que hoy creo reconocer en las fotos y del cual yo nada sabía entonces. Supongo que íbamos en bondi o en algún auto, porque me recuerdo mirando extasiada hacia delante la calle empinada, la loma, decía ella. Y, de repente… el mar… ¡ qué inmenso ¡ y ese olor tan particular, inconfundible, que hoy reconozco de tanto en tanto cuando me acerco a la orilla. Esto debió emocionarme hondamente porque es muy vivo el recuerdo cuando mis pensamientos lo rescatan. Luego nada más. Parece que aquello que siguió a esa emoción tan fuerte no hubiera existido. ¡Qué extraña es la memoria!

Muchos otros momentos vinieron a mi mente todavía mientras caía la noche, hasta que al fin supe que tenía que volver, subir al auto, encender la radio. Radio Brisas, qué casualidad, como ese aire que acariciaba mi cara, la voz agradable del locutor hablando de la inocencia de los niños, de ese niño que sigue estando dentro nuestro, aunque lo hayamos olvidado. Recordó a Peter Pan, el niño que no quería crecer, a Campanita y al Capitán Garfio a quien el cocodrilo perseguía para comerle el otro brazo.

Seguía yo transportada en el tiempo por la magia de la voz de alguien que siente lo que dice cuando caigo que voy llegando a mi casa al mismo tiempo que el programa, cuyo nombre es ¨Abracadabra¨ termina. No quiero apagar el auto porque escucho que el conductor comienza a leer lo que Antoine de Saint-Exupéry escribe en la Dedicatoria de El principito y no quiero bajarme. Entonces escucho:

Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Pero tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños.

Tengo una tercera excusa todavía: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolada. Si no fueran suficientes todas esas razones, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores antes han sido niños. (Pero pocas de ellas lo recuerdan).

Corrijo, por consiguiente, mi dedicatoria: A LEÓN WERTH cuando era niño

Y a modo de sobredosis, justo antes de decidirme a apagar el encendido del auto, escucho la voz de Pergolini rematándome de emoción en ese monólogo imperdible que ahora yo les quiero regalar a ustedes acá:

jueves, 5 de marzo de 2009

La verdad


Humanos... demasiado humanos !!!. Cuán seguros nos sentimos creyendo saber la verdad. Menos mal que a la vez somos tan limitados y no alcanzamos a ver que al mismo tiempo que creemos tenerla los otros también lo creen sin saber que son maneras de discurrir sobre el estado de las cosas.

¿Por qué será un imposible captar eso que damos en llamar verdad?. Sería bueno tener la respuesta rápida, clara y distinta, pero no. No lo soñemos. Deberíamos recorrer el pensamiento de insignes filósofos que han gastado sus neuronas pensando en ella a lo largo de los tiempos. Y así y todo ¿a cuál de ellos seguiríamos?.

Los humanos queremos saber, queremos que la verdad sea una, que las cosas cierren, que estén completitas, que no falte nada, pero mientras seamos seres de lenguaje, sólo creeremos tenerla.

Aún así siempre la buscamos, entonces, ese buscar la verdad y el lenguaje no pueden no ir juntos. Porque toda vez que ante un estado de cosas queremos transmitirlo debemos recurrir a la lengua o a algún otro tipo de lenguaje y entonces todo intento de alcanzarla se desvanece.

Y aquí vamos, a modo de ejemplo, con esta joyita en la que encontramos que el lenguaje escrito relata el maravilloso lenguaje del cine intentando mostrar lo inasible de la verdad.

Es una nota escrita por Esther Díaz aparecida en ¨La Otra. Revista de arte y pensamiento¨, Buenos Aires, invierno 2007, titulado:

¨El sentido múltiple de la verdad¨

¨Japón, siglo XII, senderos en el bosque. Un samurai camina lentamente delante de un caballo blanco al que conduce por las riendas. Canto de pájaros. Rayos de sol que atraviesan el follaje y bailan en la maleza. Los medallones de luz tornan traslúcido el velo de una mujer posada en la montura. La tela se desliza hasta los pequeños pies, que delatan la nobleza de su dueña. La montura y el armamento brillan. Una especie de paz emana de la bonhomía de las cosas. Pero el delicado equilibrio se quiebra. La narración interrumpe su secuencia. Hay algo que la cámara no captó y al encenderse nuevamente nos devela el caos. El hombre muerto, la mujer violada, las armas no están, el sombrero de él en el suelo, el de ella cuelga desgarrado de un arbusto solitario.

Comienza Rashomon, de Akira Kurosawa.

El jurado a cargo del caso –que no se deja ver- escucha diferentes versiones del acontecimiento. Un humilde leñador dice haber encontrado al samurai sin vida. Agrega que no vio a la mujer, tampoco al caballo, ni las armas. La viuda declara no saber cómo murió su marido y acusa a un desconocido de haberla ultrajado. Un mal viviente atrapado en el bosque asume haber violado, pero no matado. Finalmente el muerto, cuyo espíritu se expresa a través de una médium, acusa a su esposa y al delincuente.

Todos difieren y todos, hasta el fantasma, despiertan sospechas. Sólo coincide cierto estado de las cosas: la desaparición del caballo y las armas, la mujer violada y el samurai muerto.

Sin embargo la verdad de lo acontecido se pierde en el misterio. Hay múltiples testimonios creíbles pero contradictorios entre sí. Esperamos ansiosos que finalmente se devele la incógnita. Pero termina la narración fílmica y las incertidumbres se acrecientan.

En la película el jurado no aparece. Sin embargo su ausencia intensifica su presencia. Mejor dicho, nos imaginamos que está presente porque los personajes que declaran miran al frente mientras tratan de demostrarles a los jueces la veracidad de sus relatos. En realidad los actores observan el ojo de la cámara y, al proyectarse la película, parece que esos personajes miraran a los espectadores. En cierto modo, el jurado de Rashomon ocupa nuestro lugar. Es como si saliera de la proyección, en la que nunca se refleja y se instalara en la butaca.

Esos representantes de la justicia habitan un punto ciego y mudo en esta obra. El público no los ve ni los oye. Los jueces son opacos para nosotros, pero no para los personajes de ficción que los miran con énfasis y respeto. Una luz atraviesa la pantalla, emerge de las pupilas de los actores y choca con las nuestras. Esa flecha de intensidad nos incluye en la trama. Los testigos se dirigen al jurado que es al mismo tiempo el espectador. Se siente la impotencia de ocupar el lugar del juez y no poder juzgar. Mejor dicho, no poder contar con elementos que aseguren objetividad.

Kurosawa, desde la magia del cine, brinda una estremecedora lección acerca de la verdad. Ese discurso que construimos a partir del estado de las cosas, pero que no encuentra manera de corresponderse con ellas de modo ecuánime. De cada relato fluye un sentido diferente. Se alternan diversas perspectivas. Semejan destellos de un diamante tallado que emite diferentes colores según los escorzos que lo iluminan.

La no correspondencia entre las versiones de los personajes diluye la posibilidad de dirimir una verdad clara y distinta. La multiplicidad de jueces es otro impedimento para forjar un juicio unánime. Pues, además de los que suponemos en la obra, existen tantos jueces como espectadores. La ilusión de verdad absoluta se pulveriza. En su lugar titilan fragmentos de sentido. Los testimonios, por contradictorios, desconciertan. En lugar de una verdad única, hay fuga de sentido.

El sentido se produce en una dimensión incorporal. La proverbial indiferencia de los acontecimientos provoca juicios disímiles. Provoca sentido que surge de choques de fuerzas y se desliza por la superficie de las palabras. El sentido no se encierra en proposiciones, deviene a través de ellas.¨


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sábado, 21 de febrero de 2009

Perlitas griegas


Sobre los saberes necesarios

¨Las épocas de crisis obligan a practicar un balance del pasado. Este esfuerzo alcanzó en Atenas su versión más gloriosa, enérgica y lúcida con Sócrates. Se trata, por lo pronto, de denunciar las convicciones falsas que en la ciudad se tienen. El primer objeto de la tarea implica una faz negativa. Como para vivir hay que contar siempre con saberes, se procura poner en descubierto cuáles son los saberes que merecen la condición de tales.¨ (Platón, ION, Ed. Universitaria de Bs. As., 1974, pág. 5)

Sobre la palabra sospechosa

¨Para el griego medio (el hombre medio es el que comunica el tono a la sociedad) el bien decir tendía a asimilarse al buen saber. No sólo lo sabido con justeza alcanzaba su total eficacia al ser bien dicho. La creencia iba más lejos: lo dicho de manera convincente tendía a ser tomado por verdadero.¨ (...) ¨El acierto verbal, el poder (per) suasorio de la palabra bellamente expresada, funcionaba para el griego como un criterio práctico de verdad.¨
(idem, pág. 6)

Sobre la verosimilitud y la verdad

¨Bastaba la verosimilitud, y no se aspiraba programática y honestamente a la verdad. Bastaba saber ganar una causa aunque la licitud de la argumentación vencedora no resistiera un análisis exhaustivo. Pero eso, cuando la pregunta por la verdad pasa a primer plano, las artes de la palabra se vuelven sospechosas al filósofo, este las relega al juego de la irresponsable probabilidad o, resueltamente del engaño. En el ámbito de la palabra trabajada por los poetas surgió la filosofía: en este sentido, tan importante, es hija de la poesía¨. (ibid)

To be continued...

viernes, 6 de febrero de 2009

Haciéndonos la cabeza

El efecto neto de las comunicaciones en medios de masas propende a ser muy limitado, únicamente consiste en reforzar creencias y actitudes preexistentes. Los intentos por ocasionar cambios determinantes en los prejuicios sociales y en los estereotipos políticos generalmente tropiezan con un grado de resistencia psicológica extraordinariamente alto, cuyo origen apenas estamos comenzando a entender”. Janis Irving



¿Tan sencillo como ¨reforzar creencias y actitudes preexistentes¨?

Me parece que nooooo. Al menos lo que estamos viendo y escuchando me hace pensar que hay una tarea previa. Quiero decir que antes de ¨reforzar¨ las creencias preexistentes los comunicadores se dedican primero a ¨instalar¨ creencias para luego repetirlas todo el día y por todos los medios.

Y parece que esas creencias o ideas que se instalan, por vía del emisor (político, operador o ¨periodista independiente¨) son las que se proponen para cambiar la creencia previa instalada,
resistente al cambio como dice Janis Irving.

Obviamente, en sentido inverso al gran movimiento opositor que intenta desviar el pensamiento de la masa hacia su interés propio, el gobierno, además de gobernar, tiene que salir, por boca de la propia Presidenta o los mismos funcionarios y por qué no de Nestor Kirchner, a decir ¨eso¨ que compense de alguna manera la fuerza arrasadora de las frases antagonistas que se producen diariamente. Frases estas de estructura simple, que generan efecto, cortas, que se proponen como verdaderas sin haber sido demostradas, que generan imagen en la mente, fácilmente recordables y que a fuerza de la repetición se van naturalizando.

Es muy despareja la lucha. Por eso y por no disponer todavía de una Ley de Radiodifusión
, !!! qué bien que vamos a tener una radio donde se puedan escuchar otras voces !!!.

Sólo algunos ejemplitos de frases que intentan instalar ¨verdades¨:


¨Ud. sabe señora que Kirchner miente¨ (Nelson Castro, en Juego Limpio)

¨La presidenta no tuvo lipotimia, no sabemos qué, pero no tuvo lipotimia¨ (Nelson Castro, en Palabras más Palabras menos)

¨... en el seno del poder ya no se cree que el ex presidente Kirchner o su esposa puedan ser los candidatos en 2011¨. (Rosendo Fraga, La nación)

Refiriéndose a Reutemann ¨Esto es ... lo que puede denominarse post kirchnerismo.¨ (Rosendo Fraga, Idem)

Nestor y Cristina ¨
son burros¨ ... "las personas mayores les decimos así a los que no entienden las cosas" (Duhalde)

Lula ... tuvo "actitudes más inteligentes" para afrontar la crisis financiera y económica internacional. (Duhalde)

¨Nestor Kirchner es el jefe de una banda de ladrones¨ (Carrio)

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